jueves, 12 de agosto de 2010

Tres sombras

Tres sombras en la atardecida.

El lagarto, sobre el muro,
mirando con ojos inmutables el devenir de la historia,
indiferente, pétreo,
jade mudo y palpitante.

La anciana, entre ropa tendida,
dibujando recuerdos en las sábanas,
algodón negro y esparto,
porcelana y encaje con aroma a candil.

El jornalero, bajo el olivo,
msacando la rabia del sudor y la fatiga,
derribando ideas, levantando el puño a la esperanza,
talco y rubí veteados.

Tres sombras al anochecer.

El lagarto ocre, dormitando sin sueños.
La anciana gris, velando el aire.
El jornalero rojo, despierto entre brasas.
Escamas, cántaros y hoces.

Mientras la luna reina,
se funden tierra y fuego en el crisol del pasado.
Mientras el sol se oculta,
el aire y el agua conforman la revolución del silencioso.
Barro, nanas y sangre.

Reverdecen los brotes sobre la tapia.
Airean las ausencias en el humo del hogar.
Titilan los pábilos iluminando la noche.
Cuero, ángelus y tabaco.

Tres sombras al amanecer.

El lagarto en la piedra blanca.
La anciana en el pozo oscuro.
El jornalero en la tierra ajena.

Tres sombras.
La vida.

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